Leer en rojo
Hubo
un tiempo, en el cual, sin pretenderlo, las grandes editoriales se
denominaban
Generación Consciente,
Biblioteca Acracia,
Ediciones Oriente
o Publicaciones Estudios.
Una heroica
época de folletos
a 16 o a 32
caras,
elaborados en precarias imprentas, pero que se distribuían a
millares, entre un inmenso
público lector ávido de devorar sus páginas.
Alejandro
Civantos Urrutia desgrana, en Leer en rojo, las
relaciones socio-culturales
que supusieron
el auge del libro popular anarquista y del libro radical republicano,
desde fines del siglo XIX hasta los inicios de la IIª
República, en nuestro país.
Un auténtico
paradigma cultural, donde la producción escrita abandonaba la mera
cuestión estética para plantearse ser, activamente, un instrumento
más del cambio revolucionario, acorde a aquellos años de las
grandes ideologías obreras y la construcción de unas
estructura propias
de sociedad prerrevolucionaria. El
anarquismo militante jugó una papel determinante en esa nueva
concepción cultural: editando, difundiendo y distribuyendo con
eficacia unos textos, que consiguieron llegar a múltiples
localidades y amplios
sectores de la población,
entendiéndolos
como auténticos referentes culturales unas veces, y otras, como
dignas herramientas para la necesaria alfabetización del pueblo. La
cultura con mayúsculas se puso a favor del anarquismo organizado,
consolidando un modelo propio de difusión cultural radical,
curiosamente, calcado
al pie de la letra por todos los posteriores movimientos contestarios
que se han desarrollado hasta
nuestros días.
Un
periodo en la historia de la literatura, repleto de idealismo, donde
abundaban, creadas con más ilusión que medios: imprentas sociales,
periódicos ácratas, quioscos rojos, voceadores
libertarios y lecturas
colectivas, que condicionaron, incluso a aquellos escritores que poco
tenían que ver con la cultura proletaria. Ramiro de Maeztu describe
perfectamente el
impacto
que les causaba,
a los escritores de su
generación, este
modelo cultural genuino:
«
He
presenciado la lectura de ‘La Conquista del pan’ en una casa
obrera. En un cuarto que alumbraba quedamente una vela se reunían en
la noches de invierno hasta catorce obreros. Leía uno de ellos
trabajosamente; escuchaban los otros: cuando el lector hacía punto,
sólo el chisporroteo de la vela interrumpía el silencio».
La
concepción literaria burguesa, evidentemente estaba siendo
desbordada por la periferia, y
en esta rebelión de los desheredados, la belleza pasaba por ser
parte de esa
subversión.
Fue
un periodo de nuevas formas creativas,
inmensa imaginación y múltiples plumas radicales, en consonancia
con el clima político-social revolucionario
que
impregnaba todos los ámbitos de la vida. Este
libro recupera a muchos de aquellos escritores sociales
de
pre-guerra, olvidados hoy, pero que gozaron de un enorme prestigio
ayer. Reivindicándolos
como
una verdadera “Generación Perdida”
de literatos.
Escritores
y pensadores llamados: Élisée Reclus, Ángel Samblacat, Errico
Malatesta, Piotr Kropotkin, Higinio Noja Ruiz, Teresa Mañé, César
M. Arconada, Ramón J. Sender o un novel Maksim Gorki, alcanzaron
pronto gran popularidad. Sus historias no narraban el amor fútil o
las insignificantes desventuras de ociosos jóvenes adinerados, sino
que describían la futura sociedad anárquica, criticaban las
múltiples injusticias cotidianas o desarrollaban completos saberes
sobre las diferentes ciencias naturales y antropológicas. Sin ningún
género de dudas, se estaba creando una cultura original y
diferenciada. En el caso español, toda esta experiencia fue
abruptamente interrumpida por la dictadura del general Primo de
Rivera, aunque esto dio origen al surgimento de otras formas
editoriales, de carácter republicano radical, vinculadas a pequeñas
asociaciones socialistas o rusófilas, y más tarde al resurgimiento
del poderío editor libertario tras el fin del régimen dictatorial.
Acierta
Civantos Urrutia analizando por separado: por un lado, el libro
popular anarquista, y por otro, el libro popular republicano, pues
aunque compartan bastantes similitudes editoriales, ambos movimientos
se desarrollan en una época cronológica diferenciada y sus
objetivos, medios e incluso los autores publicados, varían
sustancialmente. En el anarquista, abundaba el folleto y el interés
por la capacitación pedagógica; al contrario, en el republicano
radical, los títulos internacionales y el formato libro, eran las
maneras empleadas por excelencia. Sin embargo, resulta interesante
observar la evolución de sus propuestas e ir subrayando,
cuidadosamente, sus autores, varios de los cuales forman parte del
canon literario de nuestro tiempo. Un humilde homenaje a la
desconocidísima literatura proletaria.
Carlos
Coca Durán
Reseña del libro:
"Leer en rojo. Auge y caída del libro obrero (1917-1931)"
Alejando Civantos Urrutia
Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, Madrid, 2017.
ISBN: 978-84-946807-4-
Reseña publicada en la página web de Fundación Anselmo Lorenzo, el 15 de agosto de 2019.
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